Me dirijo a ti como tantas otras veces, aunque esta vez lo hago de una forma algo más directa y no a través de una pantalla.
Llevaba tiempo pensando qué escribir, cómo retomar esto que había dejado tan abandonado y no había encontrado nada que me diera alguna razón consistente para ponerme a escribir. No hasta que he tenido que volver a recurrir a ti. Por eso lo consideré una buena razón, un buen motivo para volver a darle algo de color a este pequeño rincón de la gran red donde me permito el lujo de publicar, simplemente, lo que me da la gana. Y lo que me apetecía ahora era agradecerte con unas pocas palabras todos esos buenos momentos que me has hecho pasar y cada una de las sonrisas que me has arrancado sin apenas esfuerzo.
Considero que ya han pasado por mis ojos un número importante de películas de todo tipo (sí, también he visto porno, ¿es que tú no?) y muchas de ellas me han encantado, al igual que otras me han horrorizado u otras no me han llamado tanto la atención, pero siempre hay momentos en los que necesitas ver una película determinada, momentos en los que necesitas encontrar en la pantalla algún tipo de sensación, ya sea relajación, destrucción, liberación, excitación… Pero yo ahora necesito algo más fácil que todo eso, necesito sonreír y nadie, estimado Charlie, nadie mejor que tú para encontrarlo. Por eso estoy escribiendo esto, para poder darte las gracias por todas y cada una de tus películas, por regalarnos momentos que jamás se olvidarán, por darnos la posibilidad de ponernos ante la televisión y estar seguros de que vamos a pasar un buen rato.
Gracias por hacerme reír Sir Charles Spencer Chaplin. Para mí eres, simplemente, el mejor. (Lo siento Superman, en esto gana Chaplin).
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